viernes, 16 de noviembre de 2012

El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford)



 Cada país tiene sus mitos sobre los que vuelve una y otra vez. Nosostros tenemos al torero y la folclórica. Los yanquis tienen el psicópata, el gángster y el forajido del viejo oeste. Una vez más Jesse James volvió a la gran pantalla, esta vez encarnado por Brad Pitt.

Andrew Dominik (Chooper) elabora una buena película llena de bellas imágenes y momentos calmados sólo salpicados por algunos estallidos de violencia. Dominik no opta por el western crepuscular a lo Sam Peckimpah sino que desarrolla un estilo propio que podríamos clasificar de western desmitificador o épico con los pies en el barro. Un estilo influido por el cine de Tarantino (esos personajes que hablan sin parar sobre anécdotas insignificantes) y por el cine de autor independiente. Dominik nos ofrece bellísimas escenas de una plasticidad difícilmente superable (la llegada del tren) pero también intenta desarrollar los personajes y sus luchas internas.

 Dominik presenta un Jesse James convertido en padre de familia  y casi como un héroe romántico de mirada melancólica a través de los ojos de un casi siempre comedido Brad Pitt. Su contradictorio Jesse James tiene mucho de icono y de mundano. Es un personaje impredecible y lleno de contrastes, es astuto y cruel como buen forajido, sí, pero también un entregado padre de familia que comete errores e incluso es capaz de llorar. Quizás Brad Pitt sea el actor ideal para interpretar este tipo de personajes icónicos debido a su innegable atractivo y magnetismo en pantalla, pero nunca acabamos de entender a su personaje. Lo que más se le puede reprochar a este film puede ser que tras más de dos horas no seamos capaces de entender del todo el comportamiento de Jesse James. ¿Por qué confía en un tipo como Robert Ford? ¿Por qué se deja asesinar tan vilmente? ¿Acaso decide dejarse matar? ¿Qué le empujaría a ello? Dominik deja muchas preguntas sin responder.

 En contraste, Robert Ford (Casey Affleck) está mejor desarrollado o, al menos, sus motivaciones se nos hacen más comprensibles. Es presentado como un joven donnadie que busca ser aceptado y tratado como un igual por su ídolo de la infancia pero será rechazado una y otra vez. Cuando conoces a tus ídolos te das cuenta que no son tan inalcanzables y que quizás no sean dignos de tanta devoción. Ya sabemos que del amor al odio hay sólo un pequeño paso. Tampoco todo el mundo sirve para ser un famoso forajido. Ford ansiaba la fama pero le faltaban agallas, sus asesinatos se producen todos por la espalda (de ahí lo de cobarde), e intentó hacerse un hueco entre los forajidos pero distaba mucho de ser uno de ellos. No todos estamos hechos para ser leyendas ni estamos dispuestos a pagar el precio.



Dominik se muestra como un director con talento y un peculiar estilo propio, sabe dirigir y sabe dónde colocar la cámara. Se centra en los diálogos y los personajes aunque a veces el ritmo se resienta. El film es lento, muy lento a veces, el ritmo pausado juega a veces a su favor dando estupendos planos y escenas con voces en off acompañados por la excelente música de Nick Cave. Pero otras veces el ritmo juega en su contra haciendo innecesarios algunos momentos y alargando la trama en exceso. Sus dos horas y media se pueden hacer excesivas.

 Los amantes del cine cocinado a fuego lento la paladearán y la encontrarán deliciosa, los aficionados al cine nervioso la encontrarán exasperante.

6,5


2 comentarios:

dvd dijo...

Buena película, cuyo extraño sentido narrativo se entiende mejor después de ver la que su director ha estrenado recientemente. Hay que seguirle los pasos... Un saludo.

Anónimo dijo...

a mi se me hizo pesada, la verdad, pero tiene momentos de gran cine. Impagable Brad Pitt