sábado, 7 de octubre de 2017

Blade runner 2049


 Ya he visto Blade runner 2049, la esperada y a la vez temida continuación de Blade Runner. Que nadie eche las campanas al vuelo.

La alarmante falta de ideas de Hollywood  ha provocado un aluvión de remakes, precuelas y secuelas de éxitos de décadas pasadas. Parece que ya no hay nada sagrado e incluso clásicos que parecían intocables han caído víctimas de esta fatídica tendencia de explotar éxitos pretéritos. La cosa pintaba mal, cualquier actualización o revisitación de Blade Runner debía luchar contra la pesada losa del film original. Un film que marcó un antes y un después del cine de ciencia ficción y cuyo universo ha sido imitado cientos de veces pero nunca igualado. La imaginería visual nunca vista hasta entonces, la música de Vangelis y los efectos de Douglas Trumbull sumados a la dirección de un Ridley Scott en estado de gracia crearon un clásico moderno que no precisaba actualización ninguna. Pero poderoso caballero es Don Dinero. Al menos, surgió un atisbo de esperanza al saber que Ridley Scott se limitaría a producir el film y la dirección correría a cargo de Denis Villeneuve. No se me ocurría un director mejor para el proyecto que Villeneuve o Christopher Nolan. Ambos son dos directores con mucha personalidad a los que el género fantástico no les es ajeno. Incluso Harrison Ford repetía el papel de Rick Decark.  La expectación era máxima y las críticas previas al estreno (algo de lo que nunca debemos de fiarnos, hay mucho estómago agradecido, sobre todo en las grandes revistas norteamericanas) eran inmejorables.
Una vez visionado el film, debo confesar que a mí me hizo pasar un buen rato. Pero no por ser una recreación del universo Blade Runner, sino por ser un film más parecido a La llegada que al film original. Villeneuve ha optado por contar su propia historia partiendo de lo ya conocido. El impacto es indudablemente menor al del film original. Ya no estamos en 1982. Ya nada será igual. Villeneuve ofrece un espectáculo audiovisual de primer nivel. La fotografía y los decorados son para quedarte boquiabierto. Un sobresaliente para todo el apartado técnico ciertamente alucinante. Esos reflejos acuosos, esas inmensas salas, esa zona contaminada o ese vertedero son auténticos prodigios visuales que me dejaron fascinado. La música de Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch me resultó estimulante durante su visionado aunque no le llega ni a la altura de los zapatos a la creado en su día por Vangelis. Apenas hay melodías, basando casi toda la música en percusión y ruidos. Ciertamente funciona como acompañamiento de las escenas pero no resiste una escucha al margen de las imágenes. Primera decepción. Esperemos que alguna vez escuchemos la partitura de Jóhann Jóhannsson para esta Blade Runner 2049 y que fue finalmente rechazada por Villeneuve ya que quería algo más parecido al trabajo de Vangelis.
Desde luego Villeneuve compone su propio Blade Runner, es su estilo el que impregna el film, más allá de las imágenes que recuerdan al original, su estilo narrativo domina toda la película de principio a fin. Para lo bueno y para lo malo. Reconozco que a mí sus 163 minutos no me aburrieron pero quizás esta historia se podría haber contado en 120 minutos. No creo que el fallo se deba imputar a Villeneuve, más bien a un guión un tanto endeble sobre todo en su parte final (esa escena de acción metida con calzador...) Sé que el film ha generado mucha controversia y todo el mundo tiene su opinión, pero a mí me gustó por la estilizada forma de narrar la historia de Villeneuve. Cierto que la cosa decae cuando aparece Harrison Ford, algo aparentemente inexplicable que tiene su lógica si pensamos que el guión empieza a hacer aguas con un primer diálogo entre Gosling y Ford de lo más endeble. Por cierto, Ryan Gosling empieza a ser un excelente imitador de sí mismo. Esa lánguida mirada de cordero degollado tuvo su gracia pero empieza a ser un lastre. Entiendo que su personaje es inexpresivo por naturaleza (ahí lo dejo) pero lo de este muchacho empieza a ser preocupante. También es preocupante que cuando Harrison Ford aparece no sabemos si estamos viendo a Han Solo o Indiana Jones, pero lo que está claro es que no estamos viendo a Deckard. Nada de la interpretación de Ford nos recuerda a Deckard. Es ahí cuando uno empieza a pensar que un recorte de metraje hubiera estado bien. Por cierto, ¿Qué aportan esas imágenes de Sinatra , Marilyn o Elvis? ¿Y Liberace? Ni que decir tiene que Jared Leto es un excelente actor que aquí está bastante perdido diciendo frases grandilocuentes que no tienen ningún sentido. Es curioso pero casi siempre en las películas de Villeneuve los personajes más interesantes son los femeninos. La implacable esbirra interpretada por Sylvia Hoeks (quien nos fascinó en La mejor oferta) y la jefa de policía personificada por Robin Wright están bastante bien presentadas aunque finalmente sus personajes caen en los estereotipos que el guión parecía iba a evitar. Por cierto, el personaje de Ana de Armas me resultó de lo más estimulante del guión junto con algún giro que no voy a desvelar.

Si el film original era una película de cine negro clásico ambientada en un futuro, esta Blade runner 2049 se queda en tierra de nadie. Ni es buen cine negro, ni es una historia de amor, ni es un film de acción. Es todo ello y nada a la vez. Se queda en tierra de nadie, sin definirse claramente por el camino a seguir. Es un film superior a la media pero languidece en comparación con el original. Cierto que tiene elementos interesantes como los hologramas, al fin y al cabo son una app de una multinacional pero la implicación emocional del cliente con el producto me recordó a la de la fantástica Her. Mención aparte merecen los guiños al film original. Más allá de la decepcionante aparición de Deckard, el film contiene innumerables guiños para los aficionados más acérrimos: los anuncios de Atari, los tests de Voight-Kampff, el piano, los origamis, etc. Incluso algún personaje resucitado gracias al CGI y cuya aparición huele a sacrilegio. Sin embargo, todos estos elementos no hacen más que recordarnos que estamos ante un pastiche, una falsificación, un frío replicante sin alma. Mientras el film original respiraba y exudaba, este Blade Runner 2049 se ahoga en su propia impostura. Le falta personalidad propia en un guión que parece un desesperado intento de iniciar una nueva franquicia. Por mucho que todo lo de la fabricación de recuerdos me parezca muy atractivo (quizás por el buen hacer de Villeneuve) el film acaba cayendo en la obviedad. El film original insinuaba más que mostraba y dejaba muchos cabos sueltos a la imaginación del espectador. Este 2049 peca de intentar explicarlo todo, no deja resquicios a la imaginación. Y naufraga.
Más allá de su deslumbrante aspecto, opino que nadie se acordará de este film dentro de 35 años. 

2 comentarios:

Kinezoe dijo...

Coincido plenamente, Luis. Aun habiéndome hecho pasar un muy buen rato, está claro que este film no tendrá el impacto de su predecesora. Muy disfrutable visualmente pero, en mi opinión, poco profunda y un tanto dispersa. Aunque, lo verdaderamente preocupante, es lo de Harrison Ford. Creo que este hombre no debería aceptar este tipo de papeles caricaturescos de antiguos personajes suyos. Indy, Han Solo y ahora Rick Deckard. Ya van tres personajes de los que acaba riéndose...

Anónimo dijo...

No sé que le pasa al Villeneuve de Hollywood, es cierto que sus anteriores películas no eran el culmen de la complejidad, pero la ciencia-ficción no le está sentando bien, a falta de sutileza, es recurrente en dar la misma explicación sobre lo mismo varias veces, parlamentos grandilocuentes pero intrascendentes, una investigación policiaca insulsa y previsible, una relación entre IAs (K y Joi) heredada de Her, y mucho más simplificada, pero el problema es el fondo, es contar una historia de una Mesías a la que todos buscan y que tiene la llave de una nueva evolución replicante, es decir, retorzamos el concepto de la creación de la vida, una vez más, no sé si es falta de riesgo por unos productores que no quieren arriesgar su capital en un producto que no resulte fácil o los estudios de mercado dictan que la sociedad se dirige al encefalograma plano, el caso es que aunque disfrutable desde el punto de vista visual y contemplativo, Villeneuve es un gran "hacedor" de imágenes, es insufrible desde el punto de vista intelectual, una oportunidad muy desaprovechada.