
Basada en una idea de Quentin Tarantino, Asesinos natos narra la historia de Micky y Mallory Knox, una pareja de enamorados que va asolando América a base de asesinatos.
Si bien la idea de la moderna pareja de asesinos a lo
Bonnie & Clyde puede ser de
Tarantino, el desarrollo de la misma y el planteamiento visual del film son 100% de
Oliver Stone (
JFK,
W.). Stone dirige su furiosa mirada no hacía la pareja de asesinos, sino contra la sociedad norteamericana. Una sociedad que ha perdido el norte, una sociedad en la que nadie es inocente.
Sólo los asesinos parecen tener el beneplácito del director.
Por su parte Mickey y Mallory son fruto de una sociedad fascinada por la violencia. Han sido rechazados por el sueño americano contra el que se revelarán con la única arma que conocen: la violencia. Pero la sociedad que los ha creado aún guarda un as en la manga: los convertirá en estrellas, se aprovechará de ellos y así sacará tajada.
La identificación que Stone establece con los asesinos no es nueva, otras veces nos hemos identificados con los chicos malos, pero Stone no sólo busca la identificación del espectador. Stone hace que sus personajes maten a aquellos que él odia, a los que merecen morir desde su punto de vista. Según Stone, es mucho más nocivo para la sociedad una cadena de televisión que hace negocio de unos asesinatos que los propios asesinos. Su perversión moral es mucho mayor que la de unos pobres desgraciados que matan sin motivo.
Todos los demás personajes son víctimas de la violencia de los Knox y sus consecuencias, pero también
se lucran con la violencia y la utilizan para medrar. Son mezquinos, sucios y poco inteligentes, un duro retrato de la América más profunda. Personajes como el policía
(Tom Sizemore) o el reportero
(Robert Downey Jr) son mostrados con bastante dureza. Son capaces de cualquier cosa por hacerse famosos, por destacar.
Para Stone los medios de comunicación magnifican y ensalzan los actos violentos, convirtiendo a la pareja de asesinos en estrellas mediáticas, creando grupos de fans y de opositores. Los medios son los verdaderos villanos del film, no la pareja protagonista, ellos crean un monstruo imposible de controlar sin importarle las consecuencias. Todo por la audiencia. Como bien se ha dicho alguna vez, América necesita de héroes y casi siempre los elige entre villanos. Stone ironiza sobre esta idea, llevándola casi al esperpento.

El curioso punto de vista de Stone, que salva de la quema a los asesinos y carga las tintas en los medios de comunicación, no gustó nada y muchos acusaron al film de apología de la violencia. No estoy de acuerdo.
En el
elaboradísimo y complejo montaje de Stone nos bombardea con
vertiginosas escenas rodadas en color, en blanco y negro, animación, etc, fusionando géneros como el
western, el cine negro, la comedia o el thriller. Todo ello (unido a una magnífica banda sonora hilvanada por
Trent Reznor de
NIN) configura un
torbellino audiovisual que deja al espectador exhausto.
También mediante el montaje Stone decide mostrar a ciertos personajes como si fueran meros animales, amplificando sus ruidos corporales y magnificando ciertos gestos con unos agresivos primeros planos. La presentación del personaje de Tommy Lee Jones es prodigiosa, apenas nos cuenta nada de él, pero sólo por un gesto sabemos que es un cerdo.
Puede que el enfoque de Stone sea polémico, como casi siempre, y que urge deliberadamente en la herida abierta de la violencia, pero creo que es un director necesario y valiente. Su deformada perspectiva de la realidad nos devuelve un retrato amargo sobre la telebasura, verdadero opio del pueblo moderno. El tiempo le ha dado la razón.
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