Si ves esta película y me dices que no te gusta, no podré más que decirte que te entiendo. No es una película hecha para gustar a la gente. Así de claro. 4 meses, 3 semanas, 2 días pretende ser una patada a la cara del espectador, quizás no pretenda tanto noquearle como despertale y hacerle ver una dolorosa realidad.
4 meses, 3 semanas, 2 días es un durísimo drama sobre el problema de los embarazos no deseados y la indefensión en la que quedan las mujeres que deciden abortar de forma clandestina. Supongo que los pro abortistas pensarán que el film está a favor del aborto legal y los contrarios al aborto pensarán que el film apoya sus tesis. Yo creo que el film sólo expone la cruda realidad, es labor de cada espectador sacar sus propias conclusiones.
Cristian Mungiu nos entrega todo un ejercicio de buen cine (ése que te hace pensar y reflexionar sobre lo que has visto a la vez que te hace sentir emociones mientras lo ves). No pretende sermonear ni hacer que cambies tu opinión sobre el controvertido tema del aborto, sólo expone una realidad que muchos desconocen o no quieren ver. La forma de rodar de Mungiu es fría como el acero, casi documental. Con un estilo sobrio, sin música, ni movimientos de cámara, no se permite alardes de ningún tipo ni concesiones al gran público. Todo el film está construido a base de planos fijos y largos planos secuencia. Parece como si no hubiera nadie al otro lado de la cámara, el narrador no tiene sentimientos, es como el mundo en el que vivimos: insensible e implacable.
Mungiu se decanta por las elipsis y así evita la visión de ciertas escenas realmente desagradables al espectador. Se centra en el sufrimiento de las protagonistas y las repercusiones de los actos que no muestra (excelente la escena del baño).
Sólo en un momento dado, Mungiu deja de lado su imparcialidad, toma partido por el más débil e inocente y baja la cámara para mostrarnos aquello que el espectador no quiere ver. Ese acto revela sus intenciones y permite adivinar que tras la cámara hay una persona que decide saltarse su propia forma de narrar en busca de impactar al espectador. Prefiere perder algo de estilo en favor de la visión de una imagen que, he aquí el motivo de su inclusión, nos hace sentir y padecer el angustioso drama de las protagonistas.
Drama al que son llevadas nuestra inocente pareja de jóvenes por la mala cabeza de una de ellas, siendo su amiga quien sufra el mayor castigo. Aquí introduce hábilmente el tema de la amistad y hasta donde estamos dispuestos a llegar por un amigo/amiga. Da igual que nuestros amigos sean un desastre, son nuestros amigos y debemos estar a su lado y padecer con ellos (aunque todo tenga un límite). Por cierto, todo el film se sustenta en dos actrices excelentes que hacen gala de una admirable naturalidad.
En definitiva, un duro film sobre la explotación a la que es sometido siempre el más débil y la injusticia de este cochino mundo.
Cristian Mungiu nos entrega todo un ejercicio de buen cine (ése que te hace pensar y reflexionar sobre lo que has visto a la vez que te hace sentir emociones mientras lo ves). No pretende sermonear ni hacer que cambies tu opinión sobre el controvertido tema del aborto, sólo expone una realidad que muchos desconocen o no quieren ver. La forma de rodar de Mungiu es fría como el acero, casi documental. Con un estilo sobrio, sin música, ni movimientos de cámara, no se permite alardes de ningún tipo ni concesiones al gran público. Todo el film está construido a base de planos fijos y largos planos secuencia. Parece como si no hubiera nadie al otro lado de la cámara, el narrador no tiene sentimientos, es como el mundo en el que vivimos: insensible e implacable.
Mungiu se decanta por las elipsis y así evita la visión de ciertas escenas realmente desagradables al espectador. Se centra en el sufrimiento de las protagonistas y las repercusiones de los actos que no muestra (excelente la escena del baño).
Sólo en un momento dado, Mungiu deja de lado su imparcialidad, toma partido por el más débil e inocente y baja la cámara para mostrarnos aquello que el espectador no quiere ver. Ese acto revela sus intenciones y permite adivinar que tras la cámara hay una persona que decide saltarse su propia forma de narrar en busca de impactar al espectador. Prefiere perder algo de estilo en favor de la visión de una imagen que, he aquí el motivo de su inclusión, nos hace sentir y padecer el angustioso drama de las protagonistas.
Drama al que son llevadas nuestra inocente pareja de jóvenes por la mala cabeza de una de ellas, siendo su amiga quien sufra el mayor castigo. Aquí introduce hábilmente el tema de la amistad y hasta donde estamos dispuestos a llegar por un amigo/amiga. Da igual que nuestros amigos sean un desastre, son nuestros amigos y debemos estar a su lado y padecer con ellos (aunque todo tenga un límite). Por cierto, todo el film se sustenta en dos actrices excelentes que hacen gala de una admirable naturalidad.
En definitiva, un duro film sobre la explotación a la que es sometido siempre el más débil y la injusticia de este cochino mundo.