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domingo, 9 de noviembre de 2014

Interstellar

 Tenía que pasar, como todos los directores con ciertas aspiraciones, Christopher Nolan ha intentado realizar su propia 2001



 Hasta ahora a Nolan muchos le acusaban de pomposo y creerse demasiado trascendente, tales acusaciones se hacen irrefutables en Interstellar. Nolan une como nadie espectáculo y complejidad argumental.  Interstellar es demasiado ambiciosa y pretende abarcar demasiado, correcto, pero también es un espectáculo sublime.


 El guión de los hermanos Nolan parte de un argumento nos recuerda a muchas otras películas de ciencia ficción como la citada 2001, Señales, Contacto, Sunshine o Gravity, pero es capaz de aportar su particular visión. A estas alturas es muy difícil lograr una historia original que sorprenda al gran público pero para eso se supone que están los cineastas como Nolan. Sin ir más lejos, el año pasado Alfonso Cuarón nos sorprendió con la maravillosa Gravity que debido a su simpleza argumental era tremendamente entretenida sin dejar de ser una gran película sobre el espacio. Gravity fue un triunfo en toda regla mientras Interstellar es algo mucho más ambicioso.

 Intestellar es una buena película que dudo mucho que hubiera sido mejor si hubiera sido algo menos ambiciosa. Todo lo concerniente a la familia del protagonista, la granja, el abuelo, el dron y demás me resultó un tanto fuera de lugar la primera vez que la vi pero me acabó convenciendo tras un segundo visionado. Entiendo lo que Nolan pretende al introducir el aspecto sentimental en una película de ciencia ficción pero esta vez no he conectado con su propuesta. ¿Puede que el amor paterno sea una variable que debamos tener en cuanta a la hora de pensar en futuro de la raza humana?


 Nolan dirige con mano maestra y sabe crear emoción y tensión en el espectador como nadie en el cine actual. A pesar de sus casi tres horas y un epílogo demasiado largo a mí el film me mantuvo clavado al asiento y en tensión durante todo el metraje. Interstellar tiene momentos que harán las delicias de los aficionados al género de la ciencia ficción y de cualquier persona un pco sensible. Nolan se ha puesto trascendente en grado sumo y nos habla del futuro de la raza humana, el instinto se supervivencia, la familia, la gravedad y los agujeros de gusano en un film simplemente asombroso y emocionante.


 En el segundo visionado entendí mejor las motivaciones de los personajes de Matt Damon y Cassey Affleck. Incluso la química entre Matthew McConaughey y Anne Hathaway me resultó mucho más lograda. Mención aparte se merecen los robots del film, con esa peculiar apariencia me resultaron poco creíbles, la verdad, y no dejaron de recordarme a los androides de Naves misteriosas pero con mejores efectos especiales.
 Siempre es de alabar que una película no trate al espectador de idiota, pero irse al otro extremo tampoco es la mejor opción. Nolan debe creerse que todos los espectadores somos expertos en física, yo ni siquiera puedo leer morse o binario por lo que ciertos pasajes de la trama se escaparon a mi entendimiento. Si hablamos de cinco dimensiones la cosa se me complica aún más. He tenido que verla dos veces para entenderla en toda su complejidad científica (soy de letras) y caer rendido a sus pies.

 Debo destacar la magnífica banda sonora del alemán Hans Zimmer. Es uno de sus mejores trabajos, una partitura  al vez minimalista y grandilocuente que por momentos me recordó a (era inevitable) a 2001. Ese leitmotiv que recorre toda la película a base de unas pocas notas que se repiten incesantemente en un crescendo colosal sólo lo puedo catalogar de sublime. Una partitura hipnótica que eleva la cinta más allá de la estratosfera. Nolan da un gran protagonismo a la banda sonora de Zimmer y, como hace habitualmente, sube deliberadamente el volumen de la música hasta niveles casi excesivos. La energía que proyecta su música sobre las imágenes les da un dramatismo y una halo épico desbordante. .

Interstellar es toda una experiencia.

8

domingo, 17 de marzo de 2013

Hablando claro sobre los Oscars


A mí no me pagan por escribir bien o mal de ninguna película ni tengo interés comercial ninguno, así pues, escribo lo que me da la gana y no le debo pleitesía a nadie. La ruina económica me da una libertad que muy rara vez se da en los medios escritos y mucho menos en los televisivos. Así pues, me dispongo a dar mi más sincera opinión sobre los premios Oscar.


Este año, seamos claros de una vez, no había grandes películas, casi se podría decir que casi no ha habido ni siquiera buenas películas. Ha habido películas correctas y poco más. Nada de obras maestras ni películas que pasarán a la historia dentro del cine norteamericano. Casi se diría que ha sido un año para olvidar, este año no habría que haber hecho ceremonia de los Oscars, no había el nivel suficiente. Pero la máquina de hacer dinero no se para nunca, ni siquiera cuando no tiene sentido premiar tanta mediocridad. El hecho de que Argo se haya llevado el Oscar a mejor película ya nos dice mucho de cómo está el panorama. Argo no es un mal film, que conste que me gustó en su día, pero no merece pasar a la historia como la mejor película del pasado año. Esta siendo habitual en los últimos años que películas correctitas se han alzado con la preciada estatuilla a mejor película, ¿Alguien se acuerda de Shakespeare in love o Crash? Probablemente nadie se acuerde de Argo dentro de 10 años.  Pero ya sabemos que hay muchos intereses en juego. Hubo un tiempo en el que ganar un Oscar era realmente meritorio, había mucha competencia. Me refiero, por ejemplo, a las décadas de los 40  y los 50. Las ganadoras a mejor película de esos años son verdaderas joyas que ochenta años después siguen estando vigentes. Comparar esos clásicos con las películas actuales es desolador. Tampoco las décadas de los 60 ó 70 se quedaron cortas, era otra cosa, más experimental y social, pero de innegable calidad. Pero la calidad del cine ha caído en picado en las últimas dos décadas. Mucho efecto especial, mucho consumo rápido y aún más rápido olvido. Pero los Oscars siguen dando premios. Ya sabemos que en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey.
Con el cine actual por los suelos, los Oscars no hacen más que constatar el paupérrimo nivel del cine norteamericano a base de premiar a chicas guapas e incongruencias varias:

¿Tiene sentido que Ben Affleck no estuviera nominado a mejor director y sí lo estuviera Argo como mejor película? Pues no, no tiene ningún sentido. Sólo se puede explicar por una manía a Ben Affleck, el tipo es un ladrillo como actor y parece que genera muchas envidias, pero como director sabe elegir muy bien sus proyectos y sabe llevarlos a buen puerto, sin ser tampoco un genio. Desde luego, Ang Lee le da mil vueltas. Pero que ni siquiera estuviera nominado es bastante chocante. Es como premiar a la mejor tarta y no al cocinero que la ha hecho.

¿Por qué había tantas películas nominadas a mejor película? Uno de esos extraños cambalaches que hacen los de Hollywood para compensar y que todas las productoras se vayan contentas a casa, que es de lo que se trata en definitiva. A repartir toca, sobre todo en un año tan flojo como este 2012. La recaudación de un film sube mucho si es candidata al Oscar a mejor película, mejor nominar a 8 que sólo a 3. Este año había verdaderas atrocidades a mejor película como Bestias del sur salvajes (aburridilla) y The master (aburrida). Yo prefería Los miserables aunque sólo fuera por sus primeros 25 minutos y Anne Hathaway.

 Aunque mi favorita, sin duda, era La vida de Pi. Nunca tuvo la más mínima opción, seamos serios, ya sé que es fácil hablar cuando el toro ya ha pasado, pero: ¿Cómo le iban a dar el Oscar a mejor película a una película dirigida por un chino que adapta el libro de un canadiense que va sobre la historia de un hindú? Vamos, hombre. Además, un film que versa sobre la gran mentira de todas las religiones no es del agrado del lobby judío que controla Hollywood desde hace décadas. Le damos el de director y poco más. El premio gordo se lo damos a un film que habla sobre nosotros mismos y la gran mentira que es el cine, así, rizando el rizo. Le damos el Oscar a mejor película a Argo que habla sobre una película que nunca existió. Así de chulos somos.

¿Cómo puede ser que Amour sea candidata a mejor película extranjera y también a la mejor película? Se es extranjero o se es nacional, pero no las dos cosas. ¿Ocurre que Amour es tan buena que merece ser yanqui? ¿Existe la doble nacionalidad entre las películas? No hay quien entienda a estos de Hollywood. Estaba claro que sólo le iban a dar el premio a mejor película extranjera, una categoría siempre considerada menor, y no tenía opciones a mejor película. Pero el film del siempre polémico Haneke es de ese tipo de películas que tanto gustan a la academia y que tratan el tema de una enfermedad terminal desde un punto de vista políticamente incorrecto. Como Mar adentro o Million dollar Baby (ambas con Oscar, qué casualidad), Amour aboga por la eutanasia, por acabar con el sufrimiento de un ser querido. Es una opción que levanta ampollas en la puritana América pero que Hollywood por algún motivo siempre premia. Quizás algún poderoso lobby tenga intereses en ello.

¿Cómo puede ser que canciones míticas de la saga de James Bond nunca ganarán un Oscar? Inexplicable. Ni Goldfinger, ni Live and let die, ni We have all the time in the world, ni Diamonds are forever, nada de nada. La saga de 007 siempre ha sido ninguneada por los Oscars, probablemente se deba a que es una franquicia británica. Ahora tocaba hacer un homenaje para celebrar el 50 aniversario de 007 y tenían que darle un Oscar para reparar la injusticia cometida durante 5 décadas. Cantó 
en la ceremonia Shirley Bassey, con 75 años sobre sus cuerdas vocales dejó claro, a pesar de los años y los nervios, que la diva aún tiene cuerda para rato. Adele se llevó el Oscar a mejor canción por Skyfall, una canción flojita que no está a la altura de las del gran maestro John Barry y que intenta imitar su estilo y su sonido sin lograrlo, pero este año tocaba. También le regalaron el premio a mejor fotografía (aunque fuera compartido).

¿Siempre dan el premio a la actriz más guapa? No, no siempre, a veces se lo dan a Meryl Streep. Siempre queda mejor y viste más que una chica joven y guapa reciba un galardón. Dárselo a una señora de 80 años no queda glamuroso. También gusta mucho dar el premio a una guapa que hace de fea. Sino de qué iban a tener una estatuilla modelos metidas a actrices como Nicole Kidman, Julia Roberts, Halle Berry, Charlize Theron o Angelina Jolie. Había que convertirlas en estrellas y no hay plataforma de lanzamiento mejor que un Oscar. Casualmente, todas se olvidaron de actuar tras recibir el premio. Otro caso paradigmático de actor que se olvida de actuar cuando recibe un Oscar es el de Nicolas Cage, pero este señor da para varias entradas. Yo me alegro que este año ganara Anne Hathaway, que además de guapa sabe actuar.

¿Dan el premio al mejor actor según el personaje histórico? Daniel Day Lewis ya tiene tres Oscars en su haber, el tipo se los merece pero otros muchos también. A veces uno tiene la sensación que premian al personaje y no al actor, Abraham Lincoln se merecía un Oscar. Y punto. El día que hagan un biopic sobre Martin Luther King o Lance Armstrong seguro que también se lo llevan los actores que los interpreten. Es que a los yanquis les encanta el tema de regodearse en su historia y sus héroes (aunque tengan los pies de barro).
El mejor documental lo ganó Searching for the Sugar man, estoy de acuerdo, me gustó y me parece muy interesante la historia de Sixto Rodríguez, un tipo que le da un nuevo significado al término artista maldito.

Floja cosecha la de 2012, un año casi para olvidar.

lunes, 21 de enero de 2013

Los miserables (Les Misérables)


La novela de Victor Hugo Los miserables ha tenido múltiples adaptaciones, siendo la más famosa el musical del mismo título con la música de  Claude-Michel Schönberg que lleva tres décadas triunfando allá donde va. La adaptación cinematográfica debía estar a la altura, debía tener las dosis necesarias de gran espectáculo y emoción que los aficionados al musical esperaban. Con esta adaptación dirigida por Tom Hooper (El discurso del rey) los seguidores del musical saldrán más que satisfechos.

 Vaya por delante que no tengo nada en contra de los musicales, de hecho, muchas de mis películas favoritas son musicales. No me resulta extraño que los personajes se pongan a cantar de vez en cuando o que incluso, como es el caso de Los miserables, toda la película sea catada, sin apenas diálogos. Ésta es mi opinión pero entiendo que a mucha gente le cueste acostumbrarse, sólo os diré que si las canciones son buenas ( y en este caso lo son) la cosa se hace mucho más fácil.


Al lío, Tom Hooper se estrena en el musical de forma más que satisfactoria. Sus escenas vibran y hacen vibrar al espectador. Ya desde la impresionante escena inicial el espectador es consciente de que va a ver un gran espectáculo. Entendamos la palabra espectáculo en todo su significado, no hablamos sólo de grandes decorados y prodigiosos movimientos de cámara o efectos especiales, entendamos espectáculo como algo más, ese algo que consigue emocionar al espectador.


 Tom Hooper acierta de lleno al trasladar el complejo montaje teatral a la gran pantalla sin perder un ápice de sentimiento ni espectacularidad. Usa todo tipo de avances técnicos para hacer creíble esta historia. Por suerte, no se pierde en los avances y no se olvida de la historia. Hooper pone la tecnología al servicio de la historia y no al revés. Bravo por Hooper y su forma de rodar. No todo el mérito es suyo: partía de un excelente material y las canciones de Schönberg facilitan mucho el trabajo, pero Hooper no lo estropea y sabe sacarles partido. Los primeros 45 minutos de Los miserables son simplemente fascinantes, yo me quedé clavado en el asiento sin poder apartar los ojos de la pantalla. Me encantaron las canciones, me encantaron las interpretaciones y acabé llorando con la interpretación de Anne Hathaway del clásico I Dreamed a dream. Ese largo plano y la interpretación de Hathaway me parecen inolvidables y lo mejor del film con diferencia. El Oscar a la actriz secundaria de este año ya tiene una clara ganadora.
A mí me encantaron también las interpretaciones de Hugh Jackman y Russel Crowe, ambos están excelentes en sus antagónicos personajes. Su épico enfrentamiento a través de los años creo que está perfectamente plasmado. Ambos actores han tenido experiencia en teatro y en musicales pero nunca habían mostrado esta faceta en el cine. Si bien es verdad que Crowe sale algo peor parado debido a que de voz va algo más limitado, el tipo está sobresaliente en el tema Stars, cantando muy grave. Por su parte Jackman me sigue sorprendiendo: no sólo es un tipo con carisma idóneo para películas de acción además es capaz de meterse en un papel dramático y cantar de forma sobresaliente. La única canción nueva, Suddenly, incluida para ver si se llevan el Oscar a mejor canción, no es gran cosa, Jackman la canta con convicción pero no creo que gane. Jackman es otro firme candidato al Oscar a mejor actor de este año y mi favorito. Su soliloquio en la capilla es apasionante.

No todo iba a ser positivo, cuando ninguno de estos tres atores aparecen en pantalla la cosa decae bastante. Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter (¿esta chica siempre hace de sí misma?) tienen una divertida y memorable escena en la taberna pero el interés decae algo. Ni el triángulo amoroso entre Cossette (Amanda Seyfried), Marius (Eddie Redmayne) y Éponine (Samantha Barks) nos acaba de atrapar ni los entresijos pre revolucionarios acaban de estar a la altura. Sí sigue habiendo maravillosas canciones y buenas escenas pero el film pierde algo de fuelle. Por suerte el listón vuelve a subir hacia el final y consigue estar a la altura: un final grandioso y emotivo como todo buen musical que se precie.
Lo dicho, Hopper sale airoso de este complejo envite y nos ofrece un espectáculo a la altura del material que adapta.

viernes, 27 de julio de 2012

El caballero oscuro: la leyenda renace (The dark knight rises)



Han pasado ocho años desde que se vio por última vez a Batman. Las tasas de criminalidad en la ciudad de Gotham han disminuido tanto que no parece que haya lugar para vengadores enmascarados. Pero una terrible amenaza se cierne sobre Gotham.

Dejemos algo claro desde el principio: la llegada de Christopher Nolan al cine de superhéroes es lo mejor que le podía haber pasado a este tipo de cine. Nolan dotó a este género de la calidad que necesitaba, dejando de ser un cine únicamente para niños y adolescentes pasando a ser un espectáculo disfrutable por los que buscaban (buscábamos) algo de contenido más allá de las explosiones y las patadas.


Si bien su primera película sobre Batman (Batman begins) no me acabó de convencer, fijaba las bases para que en futuras entregas Nolan fuera desarrollando el universo del personaje y su idea del espectáculo. El caballero oscuro fue la constatación de que otro tipo de cine palomitero era posible (algo de lo que tipos como Michael Bay parecen no haberse dado cuenta) y puso el listón muy alto (quizás demasiado). No era un film perfecto pero era todo lo que siempre habíamos soñado los aficionados al cómic: un film digno que no desvirtuara la historia original ni nos produjera vergüenza ajena (aún me acuerdo del bochorno que sentí viendo Daredevil o las penosas pelis de Joel Schumacher sobre Batman). Nolan es un director presuntuoso y grandilocuente cuando tiene un presupuesto alto a su disposición (para qué vamos a negarlo) pero entretiene dando algo más que efectos especiales. Sus películas tienen una historia y una tensión que no son habituales en el cine de entretenimiento. Nolan se ganó una merecidísima fama de cineasta de culto con films como Following o Memento antes de meterse de lleno en el cine comercial, esa fama de tipo raro le precedía y es lo que necesitaba el cine de acción.

La leyenda renace (o cómo le hayan querido llamar) es el más que correcto colofón a esta saga de Nolan sobre Batman. No está a la altura de El caballero oscuro, probablemente debido a que comete los mismos errores que Batman begins: se centra demasiado en el personaje de Bruce Wayne. Lo que realmente hace buena a una película de superhéroes no el héroe, es el villano. El Joker es mucho mejor villano (o da más juego) que Bane, El espantapájaros o Ra´s Al Ghul. Por eso este film es inferior. Quizás Joker sea el mejor villano nunca salido de un tebeo, una vez adaptado con éxito al cine, ningún otro villano estará a la altura. Ése era el principal problema de esta película. La amenaza que Bane significa es comparable o incluso mayor de la que significaba el Joker y Nolan sigue rodando magistralmente, pero la peli no está a la misma altura. En ningún momento voy a decir que el film sea malo o aburrido en ninguno de sus 164 minutos, juro por mi colección de tebeos de Batman que me lo he pasado en grande con esta película. De hecho, la considero inferior a la segunda pero bastante mejor que la primera.

Nolan nos entrega un guión quizás no tan elaborado como en la anterior entrega, los diálogos no so tan espectaculares, centrándose en el apartado visual y la pirotécnia. Quizás el film peque de querer apabullar al espectador en busca de un gran final para la saga e intente ocultar las carencias del guión entre el humo de las explosiones, no sé. Sus casi tres horas se me pasaron en un suspiro y no miré el reloj ni una sola vez, buena señal. Incluso en algún momento me quedé clavado al sillón. Entre la música de Hans Zimmer (abusando una vez más de coros y percusiones) y los bombazos tenía la sensación de que realmente estaba inmerso en una ciudad sitiada. Pero el guión repite situaciones ya vistas en las entregas anteriores, no aporta nada nuevo. Hay persecuciones a camiones, una ciudad sumida en el caos, bombas a punto de explotar y los artilugios habituales. No se aportan elementos nuevos a la saga, sólo se reiteran los a conocidos. Quizás sea pedirle demasiado.

Si me preguntan qué Catwoman prefiero entre la de Michelle Pfeiffer o la de Anne Hathaway (la de Halle Berry no cuenta) debo reconocer que en la película de Nolan el personaje está mucho más elaborado y es más creíble que en la de Tim Burton. Sí, me ha gustado esta Catwoman debido a que ni siquiera se le llama así ni tiene nada que ver con los gatos. Nolan da su particular visión de los personajes del cómic, una visión realista (en la medida de lo posible, of course) y logra que no den grima al trasladarlos a la pantalla. Otro ejemplo: siempre he odiado al personaje de Robin, me parece totalmente innecesario y una concesión al público adolescente, en los tebeos quedaba resultón pero en las patéticas películas de Joel Schumacher: Batman forever y Batman y Robin quedaba bochornoso (como casi todo en ellas). Nolan nos entrega un Robin totalmente creíble y distinto, nada que ver con ese chaval odioso en pantalón corto y antifaz de todo a cien. También creo que es un acierto el tratamiento de personajes ya habituales de la saga como el comisario Gordon o Alfred, todos ellos evolucionan y reciben el metraje necesario para ello, no sólo se enfrentan a una amenaza.

 En cuanto al reparto: Chistian Bale me sigue pareciendo un tanto frío y soso para el personaje pero los habituales veteranos Morgan Freeman, Gary Oldman y Michael Caine le acompañan perfectamente como de costumbre. Por su parte, Marion Cotillard vuelve a estar muy bien en uno de esos papeles ambiguos y misteriosos en lo que Nolan la suele utilizar.  ¿Y Tom Hardy como Bane? Hombre, con la máscara que le han puesto, al pobre sólo se le ven los ojos y la calva. No son muchos recursos interpretativos pero el tipo consigue hacerse odiar.

Resumiendo, Nolan ofrece un gran espectáculo y cierra dignamente su trilogía sobre el hombre murciélago, aunque no iguale a su antecesora. Lamentablemente, me temo que tendrá que pasar mucho tiempo para que veamos una película de superhéroes a la altura de El caballero oscuro.

7

sábado, 29 de enero de 2011

Amor y otras drogas (Love and other drugs)



Esta película podría haber sido una comedia (incluso tiene un secundario gordito y gracioso) pero un personaje tiene una grave enfermedad. Igualmente podría haber sido una ácida crítica al mundo de los laboratorios y la sanidad norteamericana (pero todo el metraje tiene un tono amable). También podría haber sido una película romántica de esas que empalagan a los hombres y encantan a las mujeres (pero tiene escenas de sexo y desnudos que no son muy habituales en estas pelis). Incluso podría haber sido un dramón lacrimógeno de enfermedades y hospitales (pero el sexo, las chicas desnudas, el viagra y el hermano pajillero le restan bastante dramatismo).

Así pues, Amor y otras drogas es una coctelera que funciona a ratos. Al principio puede parecer un film ligero, tampoco ayuda mucho que se publicite este film como una comedia (algo que no es exactamente). La inclusión de temas como las enfermedades degenerativas le van restando superficialidad y le dan una profundidad poco habitual en una comedia romántica. Luego vuelve a tener algún intento de comedia gamberra pero ya es tarde, después de hablarnos de enfermedades el chiste fácil del tipo empalmao ya no es tan efectivo.

A mí el tono que ha elegido Edward Zwick (Leyendas de pasión, Diamantes de sangre, Resistencia, El último samurai) me parece arriesgado. Zwick deja el cine épico para dirigir esta película aparentemente mucho más sencilla y banal. Quizás este film era un encargo para hacer una comedia romántica más, pero acabó siendo otra cosa. Zwick demuestra ser un hábil director no sólo de grandes decorados y batallas sino también de escenas de diálogos, demuestra saber hacer reír y emocionar al espectador. Pero los cambios de registro de la historia no están siempre bien conseguidos (no era nada fácil aunque otras veces ha funcionado algo mejor).

Sinceramente, yo echo en falta algo de mala leche en esta película. Está bien y se ve sin problemas pero acaba siendo demasiado obvia. Al final deja de lado la acidez y se decanta por el romanticismo y el clásico final. Deja pasar una oportunidad de oro de ser un mordaz film sobre el sistema sanitario americano. Sí dejan caer cosas como que los ancianos se van en autobús a Canadá a comprar allí las medicinas o el lucro que logran las industrias farmacéuticas a base de presionar a los médicos para que receten sus medicamentos, pero poco más. Ya sabemos todos el poder que tienen los laboratorios en el mundo y el dinero que mueven a costa de nuestra salud. Me pareció curioso el caso del vagabundo que empieza a tomar unas pastillas que acaban en la basura y así consigue ir enderezando su vida. Quizás lo único que nos separa de la mendicidad sean unas pastillas, interesante.

Buena parte de los aciertos del film recaen en la credibilidad de las actuaciones de sus protagonistas. Jake Gyllenhaal (Zodiac, El principe de Persia) está bien pero Anne Hathaway me sorprendió muy gratamente. Es ella el verdadero motor de la película, la que consigue que los altibajos acaben teniendo sentido, su actuación se nos antoja cercana y veraz. Por suerte, ya no hace pelis de princesitas.

Puede que no sea del total agrado de los que busquen una comedia romántica, pero yo pasé un rato ameno.

6


viernes, 23 de abril de 2010

Alicia en el país de las maravillas (Alice in wonderland)



Al final van a tener razón los detractores de Tim Burton cuando le recriminan que se deleita en su retorcida estética pero es incapaz de profundizar en sus personajes.

Burton sigue gozando de su status de director de éxito y a la vez de culto, pero empieza a necesitar urgentemente una piedra firme que sustente su carrera en algo más que bonitas imágenes. Burton sigue plasmando su mundo imaginario pero no consigue atraparnos con sus historias. Sus adaptaciones de Charlie y la fábrica de chocolate, El planeta de los simios, Sweeney Todd y ahora Alicia en el país de la maravillas son films fallidos.

Alicia no es la película definitiva que la carrera Tim Burton necesita, ni nos aporta nada nuevo a su habitual imaginario visual. Por supuesto, sigue habiendo espirales, árboles de formas tétricas, rejas siniestras, etc. Pero Alicia parece un film de encargo (de Disney nada menos) que adolece de los defectos del peor cine de Burton: una estética apabullante pero hueco por dentro.

La peli evidencia el agotamiento de la formula Burton y deja bastante que desear en el desarrollo de una trama facilona y obvia. Incluso me provocó cierto aburrimiento. Quizás se debiera a que a mí los libros de Lewis Carroll no me parecen la octava maravilla, puede que fueran revolucionarios en su época pero ahora sus historias nos parecen bastante ingenuas.

El problema es el guión. Todo en este film es bastante previsible y, por lo tanto, aburrido. No hay ningún giro inesperado ni nada que sobresalte al espectador. Asistimos a una sucesión de escenas más o menos surrealistas pero que no acaban de engancharnos. Toda la imaginación y el dinero parecen haberse ido al apartado visual (realmente asombroso), quedando la calderilla para escribir un pobre guión que abusa de los tópicos de sobra conocidos por todos (el conejo blanco, que llegas tarde, el sombrerero, la reina roja, que le corten la cabeza, el gato, etc.)

También me cansa lo de las profecías y todo ese rollo. Tras Harry Potter, El señor de los anillos, Narnias y cosas similares ya estoy harto de profecías sobre un joven héroe que nos librará del mal. Incluso el otrora imbatible binomio Burton-Elfman también se resiente del paso del tiempo, las composiciones de Danny Elfman para esta película son bastante flojitas y pasan casi desapercibidas.

En cuanto a los actores, yo ya me he cansado de Johnny Depp y sus típicos gestos histriónicos, que el colega lleva 20 años poniendo las mismas caras. Estaba curioso en Eduardo Manostijeras o Ed Wood pero ya cansa. Sus excéntricos personajes y sus muecas ya no causan sorpresa, aburren. El problema de Depp es que cuando intenta hacer personajes normales tampoco da la talla y resulta muy inexpresivo (Enemigos públicos).

El resto del reparto no están mal entre tanto maquillaje y tanto ordenador. Helena Bonham Carter tiene el papel más agradecido y aprovecha muy bien la oportunidad que su actual pareja le brinda (conocida es la afición de Burton de meter a su novia en sus pelis). Anne Hathaway está especialmente inexpresiva y la joven Mia Wasikowska está mona.

Lo dicho, la fórmula Burton no da mas de sí.

4,5