lunes, 31 de enero de 2011

In memoriam: John Barry, The lion in winter


Se ha ido uno de los grandes. Ha fallecido John Barry, excelente músico conocido principalmente por sus trabajos para las bandas sonoras de la saga de James Bond. También son suyas Memorias de África, Cowboy de medianoche, Bailando con lobos y otras muchas. Yo crecí fascinado por las canciones que Barry compuso para la saga de 007, como Thunderball, Goldfinger o You only live twice. Por cierto, el tema de James Bond no es de John Barry sino de Monty Norman, aunque los arreglos sí eran suyos.
A mí Barry siempre me ha parecido un compositor que dignificaba los temas pop con sus arreglos mientras era capaz de crear grandes scores y orquestaciones fabulosas. De hecho, el primer disco que me compré (en cinta) fue una banda sonora de John Barry.

Hoy como homenaje prefiero salirme por la tangente y recuperar su trabajo para la maravillosa película El león en invierno de 1968. Los impactantes créditos iniciales del film acompañados de está música me causaron una gran impresión cuando la vi de pequeño. Las caras de los capiteles románicos con el fondo negro y esta música creaban un ambiente estremecedor. Un ejemplo de cómo con muy pocos recursos se puede impactar al espectador. El leitmotiv de esta partitura presagia todo el drama épico de luchas por el poder en la Edad Media que narra el film.

sábado, 29 de enero de 2011

Amor y otras drogas (Love and other drugs)



Esta película podría haber sido una comedia (incluso tiene un secundario gordito y gracioso) pero un personaje tiene una grave enfermedad. Igualmente podría haber sido una ácida crítica al mundo de los laboratorios y la sanidad norteamericana (pero todo el metraje tiene un tono amable). También podría haber sido una película romántica de esas que empalagan a los hombres y encantan a las mujeres (pero tiene escenas de sexo y desnudos que no son muy habituales en estas pelis). Incluso podría haber sido un dramón lacrimógeno de enfermedades y hospitales (pero el sexo, las chicas desnudas, el viagra y el hermano pajillero le restan bastante dramatismo).

Así pues, Amor y otras drogas es una coctelera que funciona a ratos. Al principio puede parecer un film ligero, tampoco ayuda mucho que se publicite este film como una comedia (algo que no es exactamente). La inclusión de temas como las enfermedades degenerativas le van restando superficialidad y le dan una profundidad poco habitual en una comedia romántica. Luego vuelve a tener algún intento de comedia gamberra pero ya es tarde, después de hablarnos de enfermedades el chiste fácil del tipo empalmao ya no es tan efectivo.

A mí el tono que ha elegido Edward Zwick (Leyendas de pasión, Diamantes de sangre, Resistencia, El último samurai) me parece arriesgado. Zwick deja el cine épico para dirigir esta película aparentemente mucho más sencilla y banal. Quizás este film era un encargo para hacer una comedia romántica más, pero acabó siendo otra cosa. Zwick demuestra ser un hábil director no sólo de grandes decorados y batallas sino también de escenas de diálogos, demuestra saber hacer reír y emocionar al espectador. Pero los cambios de registro de la historia no están siempre bien conseguidos (no era nada fácil aunque otras veces ha funcionado algo mejor).

Sinceramente, yo echo en falta algo de mala leche en esta película. Está bien y se ve sin problemas pero acaba siendo demasiado obvia. Al final deja de lado la acidez y se decanta por el romanticismo y el clásico final. Deja pasar una oportunidad de oro de ser un mordaz film sobre el sistema sanitario americano. Sí dejan caer cosas como que los ancianos se van en autobús a Canadá a comprar allí las medicinas o el lucro que logran las industrias farmacéuticas a base de presionar a los médicos para que receten sus medicamentos, pero poco más. Ya sabemos todos el poder que tienen los laboratorios en el mundo y el dinero que mueven a costa de nuestra salud. Me pareció curioso el caso del vagabundo que empieza a tomar unas pastillas que acaban en la basura y así consigue ir enderezando su vida. Quizás lo único que nos separa de la mendicidad sean unas pastillas, interesante.

Buena parte de los aciertos del film recaen en la credibilidad de las actuaciones de sus protagonistas. Jake Gyllenhaal (Zodiac, El principe de Persia) está bien pero Anne Hathaway me sorprendió muy gratamente. Es ella el verdadero motor de la película, la que consigue que los altibajos acaben teniendo sentido, su actuación se nos antoja cercana y veraz. Por suerte, ya no hace pelis de princesitas.

Puede que no sea del total agrado de los que busquen una comedia romántica, pero yo pasé un rato ameno.

6


miércoles, 26 de enero de 2011

Renovarse o morir


Tras el acuerdo alcanzado por PSOE, PP y CIU para sacar a delante la llamada ley Sinde, ahora resulta que su contenido no le gusta a nadie. Los creadores dirán que es muy blanda con los piratas mientras los internautas dirán que es muy dura. Era de esperar, nunca llueve a gusto de todos, pero el granizo actual está provocando daños irreparables.

Supongo que los políticos, que estas cosas de los derechos de autor e internet les deben de sonar a sánscrito, han decidido tirar por el camino de en medio y no contentar al 100% a ninguna de las partes. Las primeras reacciones ya se han hecho esperar, Alex de la Iglesia dice que dimitirá tras la gala de los Goya. Tal hecho le honra en un país en el que no dimite nadie excepto un ministro de justicia al que pillaron cazando sin licencia (sólo por su osadía yo le hubiera puesto un monumento). Pues muy bien por Alex, que se dedique a dirigir películas, que es lo suyo y aún le queda bastante camino para ser Hitchcock o Tarantino.

Yo tengo mis propias soluciones al problema de las descargas ilegales. Personalmente, veo mal que un pavo se forre con la publicidad de su web a base de colgar enlaces a megaupload para bajar series, juegos y películas. Forrarse con el trabajo de otros. Así de simple y así de claro, no lo veo justo.
Pero la demanda existe y millones de usuarios demandan contenidos audiovisuales y/o culturales (aunque yo a veces dudo que el porno sea cultura). La red está llena de estas páginas de descargas de contenidos que otros han hecho y por las que no ven un duro. Todos las conocemos y sabemos que pueden tener varios miles de personas conectadas a la vez. Ya he contado alguna vez lo triste que es ver una película en un cine vacío, quizás sea inevitable.

Al lío. Yo propongo que las distribuidoras se dejen de tonterías y permitan bajar las películas desde sus propias páginas web, previo pago, claro. Suponte que te puedes ver online o descargar una película en calidad blu-ray desde la página oficial y por un precio asequible (4 euros, por ejemplo). Sería como un videoclub online directamente de la distribuidora, eliminando intermediarios.
Por otro lado, eliminando la demanda de esas páginas ilegales de descargas sería innecesaria la intervención de jueces y policía (que bastante trabajo tienen ya). Cuando dejen de ser rentables, las páginas desaparecerán por sí solas. Por cierto, aún no entiendo qué hago yo perdiendo el tiempo en un blog que no me reporta un puto duro. Amor al arte o estupidez, llamadlo como queráis.

Además, por la descarga legal en casa, el usuario se ahorraría bastante dinero ya que normalmente la disfrutaríamos más de una persona. Suponte que la vemos 2 personas por 4€ y compáralo con los 14€ que nos costaría ir al cine. Y no sería ilegal ni haría falta tanta ley ni tanto debate. Se podría hacer que la descarga tuviera una vida limitada de 24 horas (aunque seguro que se podría crackear como los juegos de la play, los dvds o los blu-rays). Así se garantizan que si la quieres ver otra vez pases por caja nuevamente o te la bajes sin capar por un módico precio. Incluso se podrían establecer diferentes precios según la antigüedad o la demanda del contenido. No tiene sentido que un estreno te cueste lo mismo que un film del año 1940 que está más que amortizado. Hasta se podrían hacer unas tarifas planas con las que pudieras tener acceso a un enorme catálogo audiovisual a la carta.

Lo que no veo lógico es enfrentarse al imparable progreso que arrasa con leyes, usos y costumbres. Los videoclub tradicionales casi han desaparecido, se cierran salas de cine y los estudios pierden dinero (o dejan de ganar). Pero no se adaptan a los nuevos tiempos. La tecnología ha servido históricamente para abaratar y acercar la cultura a la gente. Desde la imprenta de Guttenberg o la radio de Marconi pasando por Napster. No se puede pretender que la gente se gaste 6,80 € en ir a una sala de cine a ver The tourist, que encima el film sea un bodrio, luego te pidan 30 € por comprártela en blu-ray y encima pretendan que no te la bajes gratis cuando es tan fácil como darle a una tecla. Si alguien pretende seguir así (ya sea un legislador, una industria o una asociación de autores tipo SGAE) tiene la batalla perdida.

Los autores tienen todo el derecho del mundo a cobrar sus derechos de autor, sin duda. Sin ellos no habría nada que ver, oír, leer, copiar o descargar. Les necesitamos, pero la forma de distribuir contenidos y sacar beneficios de ellos debe cambiar.


martes, 25 de enero de 2011

127 horas


Danny Boyle al final va a ser un director importante. Empezó muy bien sorprendiéndonos a todos con Trainspotting pero luego su carrera perdió interés rápidamente. Tras Slungdog millionaire parece que vuelve a tomar impulso y no está dispuesto a dejar pasar el tren una segunda vez. La historia de 127 horas era realmente arriesgada de adaptar a la pantalla, no sólo técnicamente sino también por el enfoque a la hora de abordar los momentos más duros de una impactante historia real. Esta historia podría dar lugar a un telefilm de segunda o a una profunda reflexión sobre la soledad en el mundo moderno. El resultado final se acerca más a lo segundo.



Boyle parte de las cintas de video que grabó Aron Ralston durante esas interminables 127 que estuvo atrapado por una roca en un cañón de Utah. para meternos en la sufrida piel del protagonista. Boyle domina perfectamente las dificultades técnicas y entrega un trabajo técnicamente impactante. Yo destacaría los excelentes montaje y fotografía así como el trabajo de cámara. Boyle atrapa al espectador imponiendo un ritmo trepidante en los primeros 15 minutos con unos estupendos títulos de crédito iniciales que parecen un frenético anuncio o un videoclip. Las ganas de vivir del protagonista se contagian de forma irremediable.
Pero llega un momento en el que Boyle te saca de la ilusión y te devuelve a la cruda realidad noqueándote sin piedad. El shock es brutal. Un auténtico quiebro que te deja con la boca abierta y te hacer desear salir corriendo de la sala. A partir de ahí, Boyle logra que asistamos atónitos y clavados al asiento a la terrible odisea del personaje. Yo no pude apartar la mirada en ningún momento.
Aunque sepas lo que va a ocurrir, el guión consigue sorprenderte en todo momento. Al contrario que en Enterrado, Boyle usa recursos narrativos como los recuerdos o las alucinaciones para entretener al espectador y que salga del agujero en el que ha caído el protagonista, pero es algo momentáneo que te hunde aún más cuando regresas a la realidad. Todas las reflexiones del personaje así como sus ensoñaciones sirven perfectamente para que el film se convierta en una auténtica pesadilla de la cual estamos deseando despertar. Es cierto que hay momentos muy duros pero Boyle decide no centrarse en lo escabroso sino en las inmensas ganas de vivir de Ralston.
James Franco es casi el único personaje del film y realmente está muy bien. Éste es su mejor papel, a mí nunca me había parecido un buen actor, la verdad, pero aquí demuestra todo de lo que es capaz. Pasa de ser un joven lleno de vida a una persona atrapada no sólo por el destino o la naturaleza sino también por su propia soberbia. Si le dan el Oscar o no, la verdad es que me importa bastante poco, pero se lo merece.

Recomendable.

7,5


lunes, 24 de enero de 2011

El discurso del rey (The king's speech)



El discurso del rey es un ejemplo de ese buen cine británico que tanto gusta en Hollywood. Es un buen film, con un buen guión, muy bien interpretado y con un ritmo que no decae en ningún momento. Además trata el tema de la realeza, que siempre queda muy cool. El discurso del rey es un buen film, pero no es un gran film.




El film se centra en la historia del rey Jorge VI y sus intentos por superar su tartamudez así como la relación que se establece con un peculiar experto en dificultades del habla. El invento y proliferación de los aparatos audiovisuales a principios del siglo XX provocó un enorme cambio en la forma en la que la realeza se presentaba ante sus súbditos. Los reyes dejaron de ser casi unos desconocidos, el pueblo podía oír sus voces en los discursos gracias a los aparatos de radio y podía ver su imagen gracias a las fotografías impresas o los noticiarios. El mundo vivía una revolución sin precedentes, las noticias volaban y el mundo nunca sería igual. La imagen pública empezaba a ser algo muy importante, como bien dice un personaje, los reyes se convirtieron en actores. No sólo había que ser decente, había que aparentarlo. En este complejo momento es cuando el rey Jorge VI del Reino Unido accede al trono tras renunciar su hermano Eduardo VIII para casarse con Wallis Simpson (millonaria, norteamericana y casada previamente dos veces). La tartamudez y el miedo a hablar en público así como la inminente segunda guerra mundial marcarán el reinado del nuevo rey.

En un momento del film el nuevo rey observa una filmación de Hitler dando un discurso con su ya famosa forma de gesticular y controlar a las masas, el rey inglés no entiende lo que dice pero comprende que la oratoria es un arma infalible para ganarse al pueblo. Un rey incapaz de hablar en público no podrá nunca tener el respeto de su pueblo.

Tom Hooper maneja la historia de forma más que correcta, no innova ni busca alardes innecesarios. Se ciñe a la historia y la rueda de forma clásica, casi de libro, sin salirse un ápice. Nada de estridentes flasbacks ni experimentos en el montaje. La fotografía, la dirección artística, el vestuario o los decorados son impecables, simplemente perfectos. Nada que objetar, es lo que una historia así requiere. Quizás yo eché de menos un poco más de ironía o humor en el guión. Tanta perfección técnica se me hizo algo fría, demasiado clásica para mi gusto. La película entretiene pero tanta flema británica juega en su contra. Le falta algo de brío para acabar de atrapar al espectador, es como un bodegón: perfecto en su composición y ejecución pero falto de vida. A veces el todo es más que la suma de las partes y necesita de ese algo inexplicable que hace que la historia te llegue a conmover. Yo en este caso no he visto ese algo. Es algo totalmente subjetivo, lo sé.

Así pues, cabe señalar que en El discurso del rey hay escenas muy buenas, sobretodo los diálogos entre Colin Firth y Geoffrey Rush (excelentes ambos) e incluso se puede decir que Helena Bonham Carter está bien fuera de sus eternos papeles de excéntrica (buena falta le hacía). Yo me quedo con la emocionante escena final en la que el espectador puede sentir la enorme presión que recae sobre el inseguro rey.

Impecable técnicamente pero le falta vida.

6

jueves, 20 de enero de 2011

PARADISE NOW (2005)


Ya sé que debería estar hablando de películas más actuales pero prefiero hablar de una película que me parece muy interesante y que creo que vale la pena recuperar.

Paradise now es una película que narra las horas previas a un atentado suicida en Gaza. Sus dos protagonistas principales son los terroristas palestinos elegidos para tan "gloriosa" misión. Aunque todo está aparentemente bien planeado, las cosas no saldrán como tenían previsto.
La película del escritor y director palestino Hany Abu-Assad analiza bastante bien qué puede inducir a unos jóvenes a convertirse en unos fanáticos dispuestos a inmolarse. La ocupación israelí (controles, muros, etc), el odio y la manipulación ideológica nos llevan a un cocktail de terribles consecuencias.
Los jóvenes protagonistas no saben ver otra salida aparte de la violencia, no les han enseñado otra alternativa. Sólo un personaje (Suha, la chica enamorada de uno de ellos) es capaz de oponerse abiertamente y pedir nuevas formas de resistencia. Entiendo que ese personaje es con quien pretende el director que nos identifiquemos y compartamos su punto de vista.
La película no justifica el terrorismo. Tampoco busca culpables únicos, no simplifica el problema, ni propone soluciones extremas a lo Rambo. Aboga por el diálogo y por abandonar el ojo por ojo mostrando toda la complejidad de un problema que lleva camino de eternizarse.

La película se ve con interés, está bien interpretada y, a pesar del tema tan duro que trata, no aburre (quizás sólo un poco al principio) incluso hay algún pequeño hueco para el humor. Muy bien todos los actores, destacando a Ashraf Barhom.

Recomendable para aquellos que les interesa el conflicto palestino-israelí y desean conocer cómo es el mundo en que vivimos. Lo queramos o no el conflicto entre palestinos e israelíes nos afecta a todos de una u otra manera. Los espectadores que busquen distraerse de la realidad o efectos por ordenador (que están en su derecho, faltaría más) deberán huir de esta película como del cólera.
7

martes, 18 de enero de 2011

Ricky Gervais y los Globos de oro 2011



Me la sudan los Globos de oro, los Oscars, el premio Planeta, el Cervantes, los Príncipe de Asturias, los Nobel, los mal llamados Goya, los Ondas, los Mtv awards y aquel invento de la industria discográfica española que eran los premios Amigo. Bueno, los Amigo al menos reconocían que premiaban a sus amigos. De los premios deportivos tipo balón de oro no opino ya que no me interesan lo más mínimo, pero sospecho que los tiros van en el mismo sentido. Tengo la impresión que bastantes premios se han convertido en mera propaganda, es como si hubieran perdido su inicial sentido de distinguir a los trabajos más notorios para ser un simple acto de publicidad. El premio genera un interés añadido sobre el premiado y su obra que hace aumentar los beneficios.



Los norteamericanos son los expertos en estos ejercicios de auto bombo. Tanta alfombra, tanta estrella enfundada en trajes de noche y ataviadas con joyas imposibles no tendrían sentido si no fueran estudiados actos publicitarios que generan millones de dólares.
Yo este año estoy de acuerdo con los ganadores de los globos de oro. Me alegro especialmente de los (merecidos) premios a Trent Reznor y Natalie Portman. En mi opinión, Black Swan es mejor que La red social, pero entiendo que es un film demasiado extraño.

Respecto a las candidaturas de los Globos de oro, algunas me provocan una risa floja ciertamente sospechosa. Me parece un chiste que Johnny Depp fuera doblemente candidato a un globo de oro por sus penosos trabajos en Alicia en el país de las maravillas y The tourist. Ambos son ejemplos de malas interpretaciones de una estrella que ha perdido el norte. En la primera Depp está excesivo, gesticulante y lleno de tics y ademanes que acaban cargando bastante. Nada nuevo, le suele suceder en sus últimas colaboraciones con Tim Burton. En The tourist Depp está todo lo contrario, soso, parco en gestos pero también en recursos interpretativos. Está francamente tieso, hierático, ausente: fatal. Si estaba candidato a los globos de oro por partida doble es algo que sólo puede explicarse por el simple hecho de intentar salvar del fracaso a un film tan flojo como The tourist. Por esa misma razón está también nominada Angelina Jolie en una interpretación ridícula más propia de una peli de serie Z. Todo es estrategia comercial. Que las dos estrellas de The tourist estuvieran nominadas podría salvar la recaudación de un film que no ha funcionado en taquilla lo bien que se esperaba. Publicidad de emergencia para salvar in extremis una inversión millonaria en unas estrellas que no relucen.

Si el globo de oro se lo dan (por ejemplo) a Angelina Jolie en vez de a Natalie Portman (cosa que podría haber pasado, cosas más raras hemos visto) hubiera sido una injusticia enorme pero realmente no hubiera pasado nada. Al día siguiente, todos a trabajar. Los premios son de el que los da y se los da a quien le da la gana. Al resto sólo nos queda aplaudir o pasar del tema. Yo paso.


Respecto a los polémicos chistes de Ricky Gervais, a mí me han gustado. Un poco de polémica y humor subido de tono nunca vienen mal a una gala de 3 horas. El humor del británico es así, irónico e irreverente. Puede que no les haya gustado a muchos sus bromas sobre Charlie Sheen o las sorprendentes nominaciones de Johnny Depp y Angelina Jolie o los sobornos para incluir el bodrio The tourist entre las candidatas. A mí me ha gustado mucho la broma sobre Hugh Hefner (el dueño de Playboy y el tipo más envidiado de la historia) o la de Tom Hanks y Tim Allen. Puede que se le haya ido la mano con la broma sobre los 2 actores homosexuales y la cienciología pero no ha dicho nada que no sea vox populi desde hace años.
Por cierto, puede que Gervais no vuelva a ejercer de anfitrión ni en una reunión de antiguos alumnos pero la audiencia de la gala ha sido bastante superior a la de años anteriores. Yo encuentro edificante que alguien se arriesgue y muerda la mano que le da de comer. Además, ya sabían a quien contrataban para la gala y el tipo de humor que hace este tipo. ¿Nadie se había leído el guión previamente? ¿Acaso no dejaba claro el cartel de la gala que Gervais era un tipo políticamente incorrecto capaz de liarla?

La polémica es publicidad, al fin y al cabo.


lunes, 17 de enero de 2011

Megamind

Megamind es un villano que desea acabar de una vez con su eterno enemigo Metro Man.


Una peli más de animación de la factoría Dreamworks, no está mal pero no entretiene lo que se supone, la verdad. Tiene algún golpe simpático a costa de homenajes a las pelis de Superman y poca cosa más. Megamind coincide con Gru, mi villano favorito en lo de que el protagonista sea el malo de la película. En ambos casos el villano acabará convertido en héroe pero a mí me gustó bastante más la de Gru. Megamind parece hecha con retales de otras películas. El guión coge elementos de aquí y de allá y lo combina sin demasiada gracia y sin intentar enternecer al personal (cosa que se agradece). Tenemos un protagonista, un adversario, secundarios graciosos, una chica, equívocos de personalidades y los elementos propios del cine de superhéroes.

La dirección es correcta, aunque no innova ni arriesga un ápice, divierte lo justo. Hay alguna escena espectacular pero parece que los de Dreamworks se conforman con hacer pasar un rato agradable al personal. No hay ningún gag memorable, ni ningún chiste realmente digno de mención. Si le sumamos que la historia es previsible y los secundarios no están muy trabajados pues nos da un film correcto, adecuado para los más peques pero que a sus padres puede saber a muy poco. Una pena, la cosa prometía bastante.
Lo que más me defraudó fue el inevitable baile final, parece que no se puede acabar una peli de animación moderna sin que los personajes acaben bailando. Esta vez han elegido el tema Bad de Michael Jackson, que vuelve a estar de moda post mortem. Imaginación al poder.

En la versión original se pueden oír las voces de Will Ferrell, Brad pitt y Tina Fey, seguro que con sus voces la cosa gana algo de diversión.

Dreamworks sigue estando varios pasos detrás de Pixar. Correcta, sin más.
5


jueves, 13 de enero de 2011

I SAW THE DEVIL



Pues otro buen thriller coreano que nos llega. Esta vez de la mano del director Kim Ji-woon, quien ya me sorprendió gratamente hace unos años con la estimable cinta de terror 2 hermanas, el thriller A bittersweet life y recientemente con El bueno, el malo y el raro.




I saw the devil es un thriller al estilo coreano, ya sabes, con mucha venganza por medio. Formalmente me recordó a films como Memories of murder o A bittersweet life pero algo más sangrienta. El film empieza bien con una tensa escena con la novia del protagonista dentro de un coche atrapado en la nieve. Tengo que reconocer que el film se me hizo algo largo en su primer tercio. Algunas escenas iniciales con el villano ejerciendo de tal se podrían haber acortado, recordemos que la peli dura 2 horas y media.
Pero a partir de ahí el film coge impulso y va ganando enteros hasta llegar a ser un thriller apasionante en su último tercio. El ritmo pausado del principio se torna frenético con unos giros de guión muy logrados. No es habitual que un thriller vaya de menos a más, todo lo contrario. Normalmente los thrillers aciertan al presentar a los personajes pero suelen fallar a la hora de mostrar su evolución y el desenlace de la trama. No es el caso.
Lo que hace levantar al film (aparte de una más que correcta dirección) es que el villano gana enteros conforme avanza el film. A principio nos parece un tipo bastante simplón, pero poco a poco el juego del gato y del ratón al que es sometido le hace crecerse ante la adversidad. Desde el principio sabemos que es un psicópata pervertido y un sádico pero también se revelará como un digno rival. Es entonces cuando el espectador asiste a verdaderos momentos de diversión y tensión. Puede que alguna escena sea especialmente violenta, sangrienta o escatológica (cuidado los sensibles), pero este thriller tiene momentos de buen cine. Yo me quedo con el travelling circular en el taxi, la pelea en la casa y la escena del rescate.

Ya sabemos la especial afición a las venganzas sangrientas de algunos directores coreanos. Aquí no se escatiman momentos violentos de violencia física y psíquica. Pero la película no narra sólo una venganza, establece la eterna cuestión de si se puede acabar con un monstruo sin convertirse en uno. La fría venganza se puede volver contra el vengador ahondando aún más su dolor. La diferencia entre los buenos y los malos es que los malos son así por naturaleza, no cumplen con un deber ni les limita moral alguna. Las personas normales (suponiendo que tal cosa exista) no deben nunca mezclarse con ellos ni entrar en su juego bajo ningún concepto, no pueden ganar jamás. Quien juega con fuego en busca de venganza personal puede acabar consumido por las llamas.
El complicado juego moral que se establece entre el cruel asesino y su perseguidor (un chico muy guapo aficionado a las cazadoras con capucha) nos da como resultado uno de esos finales tan moralmente reprobables a los que el cine coreano nos tiene acostumbrado. A mí me encantan estos finales intensos en los que el bien y mal se confunden irremediablemente. Al final del film, en una desoladora escena, el héroe (convertido en monstruo) llora amargamente mostrando su terrible sufrimiento y lamentando los errores cometidos. La venganza se ha cumplido pero su coste ha sido a todas luces excesivo.

Lo dicho, un thriller más que interesante.

7


martes, 11 de enero de 2011

Inland Empire (2006)


Si las películas de David Lynch ya son complejas normalmente, en Inland Empire llevó su particular forma de entender y hacer cine a sus últimas consecuencias.


Inland Empire es una pesadilla de 3 horas, un film totalmente distinto a cualquier cosa que hayas visto antes en tu vida, es una locura en sí misma. Lynch plasma su universo propio y cerrado herméticamente. Un universo en el que el espectador no consigue penetrar nunca, sólo asiste entre fascinado y aburrido a unas escenas que no parecen tener apenas conexión unas con otras.
Yo reconozco que me costó tres intentos ver esta película. Soy fan de Lynch desde que descubrí Blue Velvet de niño (eso explica mucha cosas) pero con esta película se le ha ido definitivamente la cabeza. No es que el film sea malo sino que a Lynch le importa un bledo el espectador. Lynch financia sus películas con sus trabajos para publicidad y los ingresos de su página web, filma en video digital para abaratar costes, llama a amigos que actúan casi gratis y le financian los de Studio canal, así no necesita recuperar lo invertido con los ingresos de taquilla. El problema es cuando alguien paga por ver esta película en un cine y se encuentra con este engendro salido directamente de una mente enferma y libre. Los que conocemos su cine vamos sobre aviso, pero no es un film para no iniciados.

Primeramente, en la película nos encontramos las habituales escenas oníricas de Lynch que tanto nos han gustado siempre a sus seguidores. Ya en la primera escenas vemos a unos personajes cuyo rostro ha sido difuminado, luego asistimos a una especie de sitcom surrealista protagonizada por unos conejos gigantes. Todo ello ocurre en los primeros cinco minutos del film (si se le puede llamar así), suficiente para que el 90% de los espectadores que asisten a una sala de cine huyan despavoridos de la misma. Luego la cosa continua con la visita de una vecina a la mansión de una actriz (Laura Dern) a la que anuncia que ha sido elegida para un importante papel. Luego asistimos al rodaje de la película, conocemos al director (Jeremy Irons) y al actor principal (Justin Theroux ).

Todo con un exasperante ritmo lento, lentísimo. Cuando ya estamos mirando las agujas del reloj y nos damos cuenta que sólo llevamos 30 minutos de película se nos anuncia que el film que van a rodar los actores no es original, es un remake de un film maldito que nunca acabó de rodarse. Parece que la cosa se pone interesante. Pero Lynch consigue desconcertarnos totalmente (una vez más) cuando la actriz principal empieza a confundir la realidad con el guión que está interpretando. Ambos mundos (realidad y ficción) se suceden sin orden ninguno, intercalándose con escenas en Polonia, extrañas gentes de circo, derrames de ketchup, flashes estroboscópicos, una aguja sobre los surcos de un vinilo, prostitutas, las letras AXXon N pintadas con tiza y una flecha, una chica llorando en una habitación, la habitación 47, un destornillador, un agujero en una prenda interior de seda
hecho con un cigarro, chicas que bailan, un tipo serrando un tronco, un cabaret, un marido que mira desde el fondo de un pasillo oscuro y cientos de momentos surrealistas.

Nunca sabemos muy bien a quien (ni cuando) está interpretando Laura Dern: si a la actriz, a su personaje, un espíritu o a una chica asesinada. Un torbellino de escenas inexplicables e inconexas nos van confundiendo más y más hasta llegar a una larga escena en la que unos vagabundos hablan del autobús a no sé dónde y de una chica con una pierna de madera que tiene un mono. Pero Lynch aún se guarda varios ases en la manga: la cantidad de personajes, escenas y pistas (aparentemente incoherentes) que ha ido diseminando por todo el film encajan en unos alucinantes títulos de crédito con el temazo Sinnerman de Nina Simone de fondo. El músico Ben Harper, por entonces casado con Laura Dern, aparece brevemente al piano. También aparecen Naomi Watts y Laura Elena Harring (Mulholland Drive).


En Inland empire Lynch ahonda en ciertos elementos recurrentes de su carrera: espíritus perversos, el cine dentro del cine, las dobles personalidades, cine negro, un aire retro, sexo, realidades paralelas, etc pero las lleva al extremo de tal manera que el espectador no entiende casi nada y se aburre casi todo el tiempo. O puede que simplemente rodara lo primero que le pasó por la cabeza. Eso sí, su sello característico está presente en cada plano aunque ruede con cámara de video digital. También la música de Angelo Badalamenti sirve para identificar la autoría del film. De los actores no se puede decir mucho, están bien intentando poner cara de algo aunque no entiendan nada. Laura Dern se pega las tres horas con cara de susto.

Muchos tildarán de tomadura de pelo a esta película, otros dirán que es una peli de arte y ensayo avanzada a su tiempo, cine abstracto dirán otros. Todos tienen razón. Lynch rodó la película sin guión alguno, improvisando sobre la marcha, rodando lo que se le iba ocurriendo y logrando algunas escenas muy sugerentes y otras muy aburridas. Aquí más que nunca Lynch no busca narrar una historia, se pasa por el forro todos los cánones de la narración cinematográfica. Esta película no te cuenta una historia, intenta sumergirte en una pesadilla sin salida ni sentido durante 3 eternas horas.

Las pesadillas no necesitan explicación, Inland Empire tampoco.

sábado, 8 de enero de 2011

Una historia verdadera (The Straight story, 1999)

En un mundo controlado por las prisas, en anciano Alvin Straight decide emprender un viaje para ver a su hermano que acaba de sufrir un infarto y con el que hace años que no se habla. Montado en su segadora John Deere recorrerá durante varias semanas la América más profunda, desde Iowa a Wisconsin.


Basada en un hecho real, Una historia verdadera es toda una road movie a 5 km por hora. Un hermoso film de David Lynch que, por una vez, deja de lado sus surrealistas pesadillas para rendir homenaje a la sencillez. Lynch se somete a una historia simple y la rueda de forma aparentemente sencilla. Esta vez no hay complejos flashbacks, realidades paralelas ni dobles personalidades. Eso sí, la música del habitual Angelo Badalamenti sigue presente y se fusiona con los estupendos planos aéreos de los campos logrando momentos de gran belleza.
Obviamente, en su viaje a Alvin Straight le pasarán varios contratiempos y conocerá a un buen puñado de personas con las que entablará amistad.
Sentados alrededor de una hoguera, un joven le dice a Alvin que algo bueno ha de tener hacerse viejo, Alvin le responde que no ve nada bueno en quedarse ciego y cojo a la vez. En otro momento del film Alvin se encuentra con una señora que acaba de atropellar a un ciervo. La señora, histérica, le explica que debe recorrer esa carretera cada día para ir a su trabajo, 65 km de ida y 65 de vuelta. Por mucho que lo intenta no consigue evitar atropellar a un ciervo cada semana. Toda una paradoja de la vida moderna, a veces tenemos que desplazarnos muchos kms para ganarnos la vida, lejos de nuestro hogar y nuestra familia, destrozando el medio ambiente de paso. Alvin no le dice nada a la señora, sólo la observa atónito, pareciendo compadecerse de la tremenda tragedia que asola esta señora que no es feliz con su estresante vida ni tampoco parece saber cómo solucionar el problema. Alvin se come al ciervo y cuelga la osamenta en su remolque.
En otro momento alguien le pregunta a Alvin si no le da miedo dormir en los campos, que hay mucho loco suelto, Alvin responde que él luchó en la segunda guerra mundial en Europa ¿Por qué iba a tener nada que tener ahora en los campos de Iowa? Por suerte, los típicos personajes pervertidos del cine de Lynch no aparecen en esta película. La sordidez de Lynch está apaciguada ya que el guión no es suyo.


Como si de un Don Quijote moderno se tratara, Alvin sigue con su empeño de reunirse con su hermano y hacer las paces. Su lógica simple y aplastante se va imponiendo a todo tipo de impedimentos y a todos los razonamientos que las personas normales le van lanzando. Montado en su particular Rocinante, será tomado por loco pero nada le hará desfallecer. También volverá humillado a casa nada más emprender el viaje, pero retomará su aventura con más empeño, si cabe. Sabe que puede ser su último viaje. Su última oportunidad de hacer bien las cosas bien. Sancho, vísteme despacio que tengo prisa.


Como anécdota, fue la ultima película del veterano actor Richard Fansworth quien fue candidato al Oscar por su papel de Alvin Straight y acabó sus días suicidándose en al año 2000 cuando contaba con 80 años de edad.

Una historia verdadera es un emocionado homenaje a la sencillez de uno de los directores más complejos. Tranquilos, la bestia no se amansó, Una historia verdadera era sólo la calma que precedía a la tormenta.
8

viernes, 7 de enero de 2011

Dolly Parton: Jolene

Nunca he sido muy aficionado al country, la verdad, pero hace unos años descubrí de rebote (a través de una versión) este gran tema de Dolly Parton. La canción es la desesperada súplica que le hace una mujer casada a una devoradora de hombres (la Jolene del título) para que no le robe a su marido. Curiosa.

Os dejo las versiones más abajo.






miércoles, 5 de enero de 2011

The tourist


Que no nos engañen, a veces vas al cine a ver una peli y resulta que lo que se proyecta es un publireportaje. Esto es lo que pasa con The tourist, no es una película, es un anuncio de hora y media. Un medio de propaganda de sus dos estrellas protagonistas.



Todo el film es un continuo publireportaje de lo elegante, bella, sofisticada y delgada que es Angelina Jolie (Salt, Wanted, El intercambio). La chica sale mona pero está como ausente toda la película, como pensando en el nombre que va a poner a su nuevo hijo adoptado o en qué gastarse la pasta que iba ganar con este anuncio de Martini. A su actuación en The tourist se le puede llamar de todo menos interpretar. Por su parte Johnny Depp, quien por una vez se aleja de sus típicos papeles de tipo raro gesticulante, intenta actuar pero se hunde sin remedio en las aguas del gran canal veneciano. Su química con la Jolie es más bien nula, la verdad, más parecen repelerse que atraerse. Ambos son el mayor reclamo comercial del film y su mayor lastre. La escena en la que se conocen en el tren es realmente sonrojante por lo mal escrita e interpretada que está. A mí me provocó vergüenza ajena.

El problema se agrava cuando detrás del anuncio no hay una trama creíble ni nada que valga la pena. La historia no engancha en ningún momento ni consigue captar la atención del espectador más allá de los contoneos de las famélicas caderas de la Jolie y los (ridículos) intentos de Johnny Depp por parecer creíble. Todo en este film es fallido, un despropósito sin sentido que intenta ser un thriller de espías y se queda en una patochada. Una mala copia de Extraños en un tren y Charada, pero rodada sin ganas y sin ni siquiera la décima parte del talento. No hay ritmo, no hay tensión, no hay guión, no hay nada de nada.

Dicen que este anuncio caro lo ha dirigido el alemán Florian Henckel-Donnersmarck, responsable de la estupenda La vida de los otros, pero yo creo que rodó The tourist estando dormido. El brío narrativo mostrado en su primer film no aparece aquí por ningún lado. Supongo que habrá aceptado el encargo por el suculento cheque, yo también lo hubiera hecho.
La ciudad de Venecia sirve de fondo para las sosas escenas entre las dos estrellas, pero no brilla todo lo que debiera. Venecia no sale tan guapa como la Jolie.
Luego se quejan de que la gente no va al cine a ver una película ni aunque la protagonicen dos de las estrellas más taquilleras del momento. Puede que el film sea un taquillazo en las primeras semanas (antes que el boca a boca se extienda), pero así el cine no saldrá de la crisis. Con bodrios así no hay manera.

Al fondo de la laguna con ella.

3

lunes, 3 de enero de 2011

Cisne negro (Black swan)




Una joya, así es el film de Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño, The Wrestler, La fuente de la vida, Pi) sobre el mundo del ballet. Un film hermoso, brutal, violento, sensible, terrorífico y maravilloso. Todo esto y mucho más es lo que nos ofrece este complejo film sobre la eterna lucha por la superación y la perfección.
Nina (Natalie Portman) es una joven que sólo ha vivido para la danza, ya no es una niña pero su habitación es de color rosa y está llena de peluches. Su madre la protege de todo mal evitando que sea expuesta al mundo exterior, un mundo hostil y oscuro (como el metro y los pervertidos que pueblan sus vagones). La danza es lo único puro fuera de su habitación.
Pero llega un momento en el que la danza le exige vivir para plasmar sus propias experiencias vitales en su arte. Necesita madurar y vivir para que su interpretación sea perfecta. No será una tarea fácil, su inseguridad en sí misma será su mayor enemiga. Mientras los miedos, la competencia y las envidias propias dentro de todo grupo artístico tampoco se lo pondrán nada fácil. Nina sabe que puede ser la mejor, pero que antes que ella hubo otras y que su reinado, por mucho que lo intente, será efímero. La perfección dura sólo un momento. Demasiada presión para una mente tan frágil.


Como en todos los anteriores films de su autor, los protagonistas se obsesionan con un objetivo en la vida, poniendo en peligro todo lo demás. Nina empezará a verse amenazada por la fuerte competencia de una compañera (Mila Kunis), mientras ve cómo la antigua primera bailarina (Winona Ryder) cae en desgracia, todo un presagio de su destino. Conocerá la terrible soledad de la cima mientras su mente se va agrietando más y más.
Estas evoluciones en las que la percepción de la realidad se va deformando es lo que mejor le sale a Aronofsky quién realiza aquí su mejor película. No es la más visceral (que lo es) pero sí la más redonda, su más perfecta obra sobre la obsesión. También el tema de dualidad y el inevitable destino están muy bien desarrollados. Así mismo Aronofsky refleja magistralmente el mundo de la danza: los duros ensayos, las pruebas, el afán de superación, los nervios, las manías, las decepciones, etc, logrando que el espectador se sienta preso dentro de ese mundo tan exigente.
Yo pasé un rato estupendo con las escenas de ballet y la maravillosa recreación del Lago de los cisnes de Tchayckovsky. La música de Clint Mansell se funde perfectamente con la de Tchaycovsky trazando hábiles paralelismos entre la ficción del ballet y la vida de la protagonista. Puro arte en movimiento. Puro cine.

Natalie Portman está increíble, su preparación física y mental para este film ha debido de ser extenuante. Como su personaje, ha madurado y ha dado lo mejor de sí, una interpretación al límite, perfecta. No sólo parece una bailarina de primer orden sino que transmite muchas emociones opuestas con su mirada. El Oscar este año ya tiene dueña.
Por su parte Mila Kunis (El libro de Eli) está bien como la amiga/rival aunque yo me quedo con la veterana Barbara Hershey y con Vincent Cassel. Por cierto, la recuperada Winona Ryder (la olvidada musa de la generación X de los 90) está bien en un papel con el que tiene alguna similitud.

Un film hermoso y duro, como una joya.

8,5


P.d.: Me da igual toda la vacía polémica que ha suscitado la bailarina que ha doblado a Portman en algunas escenas de ballet. No creo que el Oscar se lo hayan dado sólo por bailar bien, se lo han dado por su interpretación, por todo el conjunto de ella. A mí su cara y sus expresiones en este film me han transmitido mucho más que cualquier otra de este año, así pues veo justo (por una vez) que le hayan dado el Oscar aunque en las escenas más difíciles de ballet hayan pegado digitalmente su rostro sobre el de una bailarina profesional.

domingo, 2 de enero de 2011

TRON: Legacy


El paso del tiempo es lo que tiene, que a veces nos hace creer que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y no siempre es así.

Tron, la original de 1982, fue un film revolucionario por su estética que nos fascinó a todos de críos, pero que visto hoy día deja bastante que desear. Ha envejecido realmente mal. Si exceptuamos su premisa inicial, su trama no era nada del otro mundo ni tampoco el desarrollo del guión era nada digno de mención. Si quitamos las persecuciones de motos y la estética de videojuego, a Tron no la recordaría nadie. De hecho, en su día fue un fracaso comercial que hizo a la Disney desistir de proyectos de este tipo. Pero la crisis creativa actual nos puede llevar a considerar como obras maestras películas del pasado que no lo son, ni mucho menos. Tron no era la obra maestra del cyber-punk ni fue el peliculón que muchos nos quieren hacer ver. Tampoco su secuela, casi treinta años después, es nada del otro mundo.

Tron Legacy es un regreso al mundo mostrado en el original, no hay ideas nuevas ni grandes novedades, sólo hay más medios y más espectacularidad visual. La verdad es que el film es apabullante visualmente y los aficionados al film original se lo pasarán en grande encontrándose otra vez con los transportes y las carreras de motos de la original. Pero no disfrutarán con los nuevos elementos ya que no los hay. Tron: Legacy es una actualización del original pero no aporta nada nuevo. Es un intento digno por parte del director novato Joseph Kosinski, quien no marea ni confunde al espectador con un jugador de vídeo juegos. Al colega se le nota cierto buen hacer, pero el guión flojea y lastra bastante el film.
Las carreras de motos y las batallas con los discos siguen estando y son lo mejor del film pero no han sido capaces de desarrollar una trama que enganche al espectador. El guión es tan simple que creo que se puede resumir en 4 palabras: más de lo mismo. Un bueno joven e inexperto en busca de algo (su padre), una chica le ayuda y un malo se interpone en su camino. La verdad es que yo eché de menos un tratamiento de la trama algo más sofisticado. Todos los elementos clásicos los presentan al principio, dejando las explicaciones (entre aburridas e incoherentes) para el tramo medio del film, logrando que el espectador se pierda o se aburra esperando que vuelvan las carreras de motos. Cuando el empaque visual se pasa, sólo queda un pobre guión. Por cierto, la lucha con naves se parece demasiado a la de Star Wars (Sam, a la torreta!).

Me parece un lujo la participación de Jeff Bridges y Bruce Boxleitner repitiendo los papeles de la original, sin ellos la cosa hubiera perdido muchos enteros. Me gustó menos el intento de rejuvenecer digitalmente el rostro de Bridges para el personaje de CLU, me parece que no ha quedado del todo bien, se ve artificial e inexpresivo.
Creo que las caras de Garrett Hedlund y Olivia Wilde son reales, que no están hechas por ordenador, pero no puedo afirmarlo. El que está fatal es Michael Sheen (El desafío, Unthinkable), su personaje parece un imitador de David Bowie que se ha pasado con las pastillas, da grima.

Lo de contratar al dúo francés Daft Punk para realizar la banda sonora me parece todo un acierto, conocida es su pasión la música techno de los años 80. No han inventado nada pero lo d reciclar se les da bastante bien.

Lo dicho, un film que no aporta nada nuevo pero lo presenta en un envoltorio fascinante.
5